En un mundo cada vez más interconectado, donde las distancias geográficas pueden parecer grandes barreras, proyectos como “Tendiendo puentes” nos recuerdan que la colaboración, el intercambio y la solidaridad no conocen fronteras. Esta iniciativa, impulsada por Médicusmundi Norte, une dos realidades tan distintas como Asturias y Koulikoró, en Mali, con un propósito común: mejorar la atención y la calidad de vida de las personas con discapacidad.
Una mirada que atraviesa continentes
En el centro de salud Santa Clara, en la pequeña localidad de Koulikoró, miles de personas enfrentan día a día los desafíos que supone vivir con alguna discapacidad física o intelectual. En un entorno donde los recursos son escasos y las barreras sociales y culturales parecen insuperables, la atención a la diversidad funcional se vuelve una tarea urgente y necesaria.
Al otro lado, en la Facultad Padre Ossó de Oviedo, un grupo de estudiantes y profesorado del Grado de Terapia Ocupacional ha decidido tender un puente de conocimientos, esperanza y compromiso hacia esas personas, conscientes de que su formación profesional puede ir mucho más allá de las aulas.
Más que un proyecto: una experiencia transformadora

“Tendiendo puentes” es mucho más que un programa de cooperación internacional; es una experiencia de aprendizaje compartido y enriquecimiento mutuo. A través de una metodología participativa y colaborativa, los futuros terapeutas ocupacionales no solo ofrecen apoyo técnico a través de la app Valto, sino que también escuchan, aprenden y se sensibilizan frente a realidades diversas que desafían sus perspectivas.
Este intercambio, aunque condicionado por la pandemia y la inseguridad en la región maliense, ha sabido adaptarse con creatividad, empleando las tecnologías digitales para mantener el contacto y avanzar juntos a pesar de la distancia.
Los rostros detrás de las cifras

Detrás de cada número, de cada estadística, hay personas con historias y sueños. Mujeres y hombres, niñas y niños, que a menudo viven en comunidades donde la discapacidad puede ser motivo de exclusión o estigma. En Mali, las mujeres con discapacidad enfrentan retos adicionales, marcados por desigualdades de género y tradiciones arraigadas que aún necesitan ser transformadas.
El proyecto ha abierto espacios para que estas personas y sus familias sean escuchadas y acompañadas, para que puedan acceder a una atención que respete su dignidad y derechos, y para que se conviertan en agentes activos de cambio en sus propios entornos.
Innovación y compromiso
Uno de los hitos más importantes de “Tendiendo puentes” ha sido la creación y uso de herramientas innovadoras como la aplicación Valto, que facilita la evaluación integral de las necesidades de las personas con discapacidad, adaptándose a contextos tan diversos como Asturias o Mali. Esta apuesta por la tecnología refleja un compromiso con la calidad y la sostenibilidad, abriendo nuevas vías para la cooperación y la inclusión.
Además, la integración de enfoques de género, interculturalidad y derechos humanos ha enriquecido el proyecto, mostrando que la discapacidad no puede abordarse sin considerar la complejidad de las identidades y las desigualdades.
Mirando hacia el futuro con esperanza
Aunque los retos siguen siendo muchos —la inseguridad, la falta de recursos, la distancia física—, la experiencia acumulada y los vínculos creados ofrecen una base sólida para seguir avanzando. El respaldo del Gobierno del Principado de Asturias y la colaboración con diferentes actores refuerzan la viabilidad y el impacto del proyecto.
“Tendiendo puentes” nos invita a recordar que la cooperación internacional es, ante todo, un acto de humanidad compartida, donde aprender y enseñar van de la mano, y donde el cambio real se construye a través del compromiso y la empatía.
Esta experiencia ha sido recogida como una de las cinco buenas prácticas identificadas en el proyecto Buenas prácticas en cooperación internacional protagonizadas por ONGD asturianas desde un enfoque de derechos humanos y feminismos. Una labor que agradecemos especialmente a Lucía Nosti, de Medicus Mundi Norte, por su tiempo y generosidad al compartirla.
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